lunes, agosto 30, 2004

Gracias por existir


I'm a tree that grows hearts... Posted by Hello

"El domingo entendí algo. Ahora sé lo que significan los “emotional landscapes” que canta Björk en la maravillosa Jòga. Emotional landscapes de hielo y fuego, místicos, desgarradores, violentos, serenos, íntimos, delicados, únicos e increíbles. Ahora comprendo lo que es que un millón de emociones y sentimientos se abran paso hasta la piel y los ojos en el momento en el que una genial Zeena Parkins da paso a Pagan poetry y miles de personas se rinden ante una esquimal que con sus murmullos y chillidos te transporta en una milésima de segundo a la lejana Laponia, hasta sentir el viento helado en la cara. Ahora lo sé. Hasta ahora sólo lo había intuido en sus discos. Me será dado amor... tengo que confiar. Y ahora lo sé.

¿Quién no cayó vencido ante las columnas de fuego naranjas que iluminaban el escenario y los fuegos artificiales que sobrevolaban el cielo mientras Björk se dirigía a todos nosotros poniéndole la música a aquello que todos alguna vez hemos sentido? ... state of emergency... how beautiful to be
¿Quién no sintió un escalofrío al escuchar la entrada del octeto de cuerda en Hunter? ¿Quién no tuvo, en efecto, la certeza de que nos será dado amor, de que tendremos que cuidarlo y confiar?
¿Quién no sintió la magia hecha imágenes en las inquietantes proyecciones que acompañaron a canciones como Desired constellation?
¿Quién no agradeció que You’ve been flirting again se prolongase unos minutos más de lo que dura en Post? ¿De quién no acarició los oídos ese suave islandés? ¿Y quién no se sobrecogió cuando los violines, las violas y los cellos tomaron la palabra?
¿Quién no sintió que aquel sentimiento de plenitud al escuchar el momento cumbre “Hyperballad” (“I go through all this before you wake up, so I can feel happier to be safe up here with you”), y observar cómo el cielo se desgarraba en un millón de rayas de colores, debía parecerse mucho a la felicidad? Y cómo sonríe ella descalza, viéndonos disfrutar... ¡y encima nos lo agradece continuamente! Björk es un duende, es magia y ahora lo sé...
¿Quién no sonrió viendo cómo disfrutan Matmos con sus ordenadores, sus máquinas, su tecnología, fabricando toda clase de ritmos que enjuagan de manera perfecta las canciones?
¿A quién no le sorprendió esa revisión de In our hands acompañada de un vídeo prodigioso?
¿Quién no vibró con esa Pluto delirante que nos hizo mover a todos mientras en la pantalla un hombre desnudo se movía a convulsiones?
Pero, sobre todo, ¿Quién no se conmovió en lo más profundo cuando Björk reapareció con aquella especie de cola de pavo real blanca y enorme, que balanceaba al compás de una de las mejores canciones que jamás he oído y por la que me enamoré de la esquimal, al ritmo de Bachelorette? ¿Quién no sintió que en ese momento todo cobraba sentido? ¿Quién no estuvo apunto de romper a llorar al escuchar aquella frase tan verdadera y apasionada que dice: “I’m a tree that grows hearts one for each that you take”? ¿Quién no le dio su propio sentido a los árboles de metal que aparecieron como por arte de magia en el escenario y que terminaron con sus ramas ardiendo en Human behaviour al final de una noche mágica, fantástica, extraordinaria y asombrosa?
¿Quién no se quedó clavado en el sitio como no queriendo despertar de un sueño maravilloso?

El domingo comprendí por fin que nos será dado amor, que tendremos que cuidarlo y que confiar. All is full of love... y ahora lo sé."

Esto lo escribí entre examen y examen, en junio del año pasado con los restos de emociones que se quedaron conmigo después de ver a Björk en concierto. Hoy salgo a la calle a por Medulla, para descubrir cómo son los nuevos Emotional landscapes que me brinda la esquimal.


Radio, play my favourite song: Björk, Björk, Björk, Björk, Björk, Björk, Björk, Björk, Björk...

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jueves, agosto 26, 2004

El día que no comimos

"Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.

Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mi como una luna en el agua."


[Capítulo siete, Rayuela. Julio Cortázar.]

Han pasado muchas cosas nuevas, distintas a las de siempre. ¿Serán las gafas? Mejor será que nos las quitemos y que no pensemos más de lo estrictamente necesario. Mejor será seguir bebiendo agua, lavándonos los dientes y explorando después tu boca.


Oído antes de ayer:

- Si no quieres, no me quedo a dormir...

- Quiero.

- Pues entonces me quedo.


Radio, play my favourite song: Femme fatal. Versión de Big Star.

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domingo, agosto 22, 2004

Mis gafas nuevas

Tengo unas gafas nuevas. Son de color azul, como las antiguas (que ya no me servían), pero con ellas espero poder mirar el mundo de otra manera. Esta noche he salido de mi casa para estrenarlas: he empezado por mi calle, porque quiero ir poquito a poco, pero todo sigue igual a través de los nuevos cristales: las miradas de los vecinos, el videoclub de la esquina, las sábanas tendidas en las cuerdas, los perros de mi barrio, las terrazas de los bares, los adoquines del pavimento, los cajeros automáticos, los portales, las ventanas de las casas... Sí, definitivamente, todo continúa como siempre. Tal vez con un cambio de orientación...
Las gafas azules no han devuelto a mi mirada un mundo distinto, con otros colores, con azules de ensueño, mariposas amarillas y formas de terciopelo, curvas y suaves, no. No han esculpido para mí una realidad diferente que quedase impregnada en mis retinas, que hoy pretendían estrenar otra vez mi calle, como quien camina, feliz, con zapatos nuevos.

Sólo ha cambiado una cosa: con las nuevas gafas mis ojos ya no se encogen con tanta nostalgia cuando ven la luna llena brillando oronda en ese inmenso cielo donde, menuda mierda, no hay ni una estrella.

Vaya estafa...


Radio, play my favourite song: There was a river. For Stars.

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jueves, agosto 19, 2004

Carmen Sandiego


Si fuera como Carmen Sandiego... Posted by Hello


Si esta noche pudiera elegir entre todas las personas del mundo, me gustaría convertirme en Carmen Sandiego, y esconder mi rostro de ladrona triunfadora tras el ala de un sombrero de gangster y el cuello alto de una gabardina.

Si pudiera ser como Carmen Sandiego esta noche robaría toda clase de tesoros: el diamante más grande del mundo, la antorcha de la estatua de la libertad, el cadáver de Lenin, una columna del Partenón, el último gorila vivo de la tierra, la sonrisa enigmática de la Mona Lisa, el primer catalejo de Galileo o un violín Stradivarius. Robaría también cajas de música, el péndulo de Foucault, la vacuna del sida, los vestidos de Sissi la emperatriz, el nombre de algún asteroide, las manecillas del Big Ben, el David de Michelangelo, las gafas de John Lennon, o los jardines colgantes de Babilón. Si fuera Carmen Sandiego y me sobrase tiempo, también despojaría a los servicios de inteligencia de todos sus secretos nucleares y saquearía templos camboyanos para llevarme alguna estatua de Buda sepultada en el olvido de la selva.

Si esta noche fuera Carmen Sandiego, llevaría guantes blancos y mis huellas dactilares no estarían registradas en ninguna base de datos. Nunca nadie habría oído mi voz, no tendría hogar en ninguna parte, y, como ladrona astuta que sería, le daría siempre esquinazo a la Interpol y me reiría de ellos por no ser capaces de cogerme, por estar a años luz de empezar a seguirme el rastro.

Si esta noche fuera como Carmen Sandiego podría por fin robarte el corazón y descubrir de una vez por todas el funcionamiento de su intrincado mecanismo...


Radio, play my favourite song: The man machine. Kraftwerk.


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martes, agosto 17, 2004

Hormigueo

Por fin antes de ayer resolví terminar fulminantemente con las hormigas de mi casa. Me inquietaba su paso ordenado, decidido y seguro, como de ejército prusiano, ocupando y extendiéndose sin temor alguno a nuevas zonas (mi cuarto incluido). Estas hormigas estaban empezando a comerse los cimientos de mi casa y los de mi moral...


Radio, play my favourite song: Devuélveme la pasta. Los Planetas.

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sábado, agosto 14, 2004

Ni Otto el piloto, ni el Barón Rojo...

Conduzco una avioneta antigua, de esas viejas y destartaladas que salen en pelis que nunca he visto y que tienen arena del desierto de Gobi entre los entresijos secretos del motor. Cuando aterrice en algún lugar, me dedicaré a inventar historias que rocen mi ombligo y me acaricien el cuello con una manifiesta incertidumbre, como las hojas de un árbol cuando tiemblan y tienen miedo.

En mi avioneta huyo de unos malos, que en realidad, no son tan malos como parece, pero mi avioneta, vieja y destartalada, es buena conmigo y me va a transportar en el tiempo con suavidad, como si viajase en una mecedora con cojines verdes y blancos. Cuando aterrice en algún lugar, me dedicaré a hacer una lista de miedos y otra de deseos, para intercambiarlos y confundirlos. Por delante y por detrás, tris trás.

Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis...


Radio, play my favourite song: Weeping rock, rock. Múm.

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martes, agosto 10, 2004

Chau número tres...

Yo no me enamoré de un alma tullida, no me enamoré de tus emociones inválidas. Yo no me enamoré de la parálisis, ni de los miedos ni del silencio. Yo no me enamoré del dolor, ni de todo el daño que nos hemos hecho. Yo no me enamoré de las dudas, de la incomunicación, ni de las palabras nunca dichas.

Yo me enamoré de una persona que una noche me habló como nunca nadie lo había hecho antes. Yo me enamoré de aquella noche, y del futuro que entonces estaba aún sin estrenar; de ese futuro que era como un regalo envuelto en papel de colores, y que estaba por abrir, intacto y virgen para nuestras manos. Yo me enamoré de ti. Yo me enamoré de los viajes que nos prometimos, y de los momentos que tú nunca te atreviste a vivir y que yo me inventé una y mil veces. Y me enamoré también de tu risa, no de tu terror.

Me enamoré de un mundo que, como una alfombra mágica, se extendía ante nuestro pies por arte de magia, y que nunca llegamos a pisar; me enamoré de ese mundo lleno de ilusiones desconocidas, que asustaba y daba risa de lo nuevo que era, que impresionaba por la gran cantidad de recovecos y rincones inexplorados que se presentaban ante ti y ante mí con aire de desafío. De hermoso desafío. Una noche, yo me enamoré de ti y de la misma noche, me enamoré de esas horas en que me diste sin pensar, sin retroceder a cada paso.
El recuerdo de esa noche en la que yo me enamoré se ha estirado durante meses y meses, como las rayas en el horizonte de un amanecer eterno. Y hoy, por fin, creo que ya no te quiero más. Pero sólo lo creo.

Pero tampoco creas
a pie juntillas todo.
No creas, nunca creas
este falso abandono.
Mario Benedetti. Chau número tres.
"Te dejo junto al mar, descifrándote sola"

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sábado, agosto 07, 2004

Yo vengo de un país...

Yo vengo de un país donde aún quedan heridas por cerrar. Un país donde los ancianos giran la mirada, incómoda y desconfiada, si se les recuerda aquello que sus memorias tratan de olvidar en vano. Y vengo de un país donde la gente toca el violín por la calles y hay acordeonistas que interpretan sinfonías con un solo instrumento.

Yo vengo de un país en el que por fin he comprendido lo que es un bosque. Un país donde las mujeres y los hombres tienen los ojos azules; un país que no hace tanto tiempo estuvo dividido en dos mitades. Y vengo de un país donde fantasmas del pasado tiznan de negro las fachadas de unos edificios cansados de ver revoluciones pasar ante ellos.

Yo vengo de un país, y de otro, y de otro, y de otro, y de otro más... Vengo de lugares de los que nunca había soñado nada más que su nombre. Vengo de ciudades desconocidas que están a años luz de mi vida, y que ahora son también un nido de recuerdos, un campo de minas donde estallan nostalgias en calles de cuentos de hadas y leyendas de princesas y castillos.


Radio, play my favourite song: Al final de este viaje. Silvio Rodríguez.

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