Anuncio inclasificado
"¿Alguien necesita un corazón? Venga, le vendo el mío por cuatro duros. Que sí, hombre, que sí, que esto es una ganga, no hay trampa, no hay cartón, sólo vendo un corazón. Y este es de los buenos, de los que ama con ternura a veces, otras con pasión. De los que se entristece con las penas y se ríe al olvidarlas. Se pone nervioso en exámenes, canta contigo en un concierto y se sale del pecho si le dan un beso. No es caprichoso, ni es caro de mantener, cuatro risas, dos caricias y él ya está servido.
Lo sé, la pregunta se ha quedado en el aire. ¿Que por qué lo vendo? La verdad, hoy me está doliendo, hoy me duele mucho, tanto que ni doscientos pasteles de fresa con un can-can podrían hacerme sonreír. Me está arañando por dentro, y yo sangrando hacia fuera. El dolor comparte mi almohada, mi café, mi ducha de la mañana...
Y todo esto, ojo es sin ánimo de lucro, porque los cuatro duros que pido, son para comprar plástico de ese, con burbujitas, para tapar el hueco que va a dejarme."
Eva Pastor.
Mientras, en la habitación roja sonaba: Azul cabeza abajo. Maga
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